sábado, 11 de julio de 2015

Primer Parada: Zadar

Después de atravesar el mar tirreno y el adriático y ya divisando montones de islas, aterrizamos en el aeropuerto de Zadar. Es imposible no acordarse la fecha si hace unos años llorábamos de alegría y festejábamos un ascenso histórico, claro era un Viernes 26 de Junio tipo tres de la tarde, con un calor insoportable pero con las ganas de pisar suelo croata y conocer el nuevo destino.
Antes de tomar el vuelo y estudiando un poco mas a donde íbamos a ir, una ciudad con 80.000 habitantes y muy turística, decidimos que capaz era mejor llegar a Zadar y tomar un tren a Zagreb, capital del país, para poder comprar las bicis y todo lo que hiciera falta para el viaje. En cuestión de donde dormir, con la buena experiencia en Francia, mandamos mensajes de couchsurfing sin tener éxito en un primer momento.
Nos sorprendió lo chico que era aquel aeropuerto pero tranquilos de que en rato íbamos a ir a la terminal de la ciudad, acomodamos los bolsos y fuimos a pedir un poco de info a la oficina de turismo. Cuando ya estábamos preparados y listos para ir a tomar el bondi, nos dimos cuenta que ya no había casi gente y no lográbamos divisar los bondis que iban a la ciudad.
Averiguando un poco mejor, nos dimos con la sorpresa que no había bondis o mejor dicho que hay un solo bondi por vuelo y que si le pinta al chófer se va antes. Que no cunda el pánico, cuanto puede llegar a tardar en venir el próximo bondi? 6 horitas según lo estipulado en la oficina de turismo. Al saber semejante noticia y no querer estar ni un minuto mas en ningún aeropuerto empezamos planes de evacuación. Preguntamos por un taxi, nos pareció caraso y entonces cuando estábamos preparando el cartel para hacer dedo un señor se ofreció a llevarnos por un poquito mas de la mitad que valía el taxi. La verdad a esa altura estábamos bastantes cansados así que no dudamos mucho y nos subimos. El tachero trucho tenia buena onda y en un ingles primitivo nos fue charlando durante el viaje, cuando le contamos nuestra idea, ir de Croacia a Estambul en bici, se sorprendió tanto que primero nos trato de cocainomanos y luego, al corroborar que solo eramos unos loquitos, nos dio su whatsapp para que le fueramos contando nuestro viaje y le mandáramos fotos de la bicis.
Llegamos a la terminal de Zadar de la misma manera que llegamos a Marsella, sin saber donde dormir, pero esta vez con el objetivo de tomar el próximo tren a Zagreb. Objetivo que se vio truncado cuando al preguntar por el tren se nos cagaron de risa. “A la vuelta esta el tren” dijo la minita entre carcajadas. Ilusos los pibes dimos la vuelta a la estación y nos encontramos con la realidad: No existían trenes en Zadar! Estaban las vías, pero lo que alguna vez se pudo llamar estación de trenes, estaba en desuso.
Al conocer esto y reírnos un cacho, fuimos en busca de wifi y decidir si nos quedábamos ahi o nos íbamos en bondi a la capital. De couchsurfing en Zadar habia muy poco, y los pocos que estaban no podían. Pero la suerte cambio a nuestro lado, un croata que en un principio no podía hospedarnos porque estaba hospedando un coreano cantor, nos paso la dirección y nos dijo que cayéramos con una birras.
Splitska 70 era la calle, en las afueras de la ciudad. Con esa sola dirección, un mapita y unas birras, encaramos para nuestro nuevo hogar. Lo que en un primer momento era un simple corto recorrido se empezó a complicar cuando las casas no tenían numeración. Pero fue ahí cuando nos empezamos a dar cuenta de la amabilidad y la buena onda de los croatas que, sabiendo o no ingles, nos trataron de ayudar. Es mas hasta una señora mayor, sacó su celular y llamo al esposo que estaba volviendo del laburo para preguntarle donde vivia este tal Zoran.
Al final y mientras la señora hablaba con su esposo, Zoran que casualmente vivía en la casa del lado escucho y nos abrió la puerta.
Zoran es un guaso con muchos viajes encima, que laburaba traduciendo cosas de idiomas que conocía o que no conocía, y hospedaba todos los días a gente de todos lados. Se interesó en nuestro viaje y también nos recomendó ir a la capital para comprar las bicis, aunque también para que nos sacáramos las dudas nos paso todas las direcciones de las bicicleterias en Zadar.
En los tres días que estuvimos, Zadar nos trato bien, dormimos cómodos y conocimos todos los rincones, nos sorprendimis con el órgano de mar, una obra en la costa del mar que genera sonidos con el movimiento de las olas y el viento. Horas podes pasar escuchando el sonido y sus melodías, y eso hicimos, durmiendo una siesta cerca donde encontramis una sombra.
Para el coreano cantor un párrafo aparte, Zoran ya nos había advertido la clase de personaje que era y cuando lo conocimos nos dimos cuenta de lo que hablaba. Jaemin era un viajero extrovertido que venia conociendo toda Europa, solamente haciendo dedo y con un objetivo para cada país que pisaba: Tenia que cantar una canción de ese país con una o varias personas que vivieran ahi.
El coreano le ponía todas las ganas y encima se aprendía todas las letras en los distintos idiomas, eso lo hacia divertido aunque por ahí lo suyo no fuera el canto.

Después de averiguar en las bicicleterias y corroborar que para poder encontrar lo que buscábamos nuestro próximo destino tenia que ser Zagreb, despedimos a Zoran y al coreano cantor para ir a la capital croata y de una vez por todas conseguir las bicis y empezar a pedalear por rutas balcánicas.  

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