jueves, 30 de julio de 2015

Albania, primeros kilometros


Desde unos kilómetros antes de la frontera ya sentíamos y observábamos el cambio de vegetación, la diferencia en las rutas y la gente que vivía en estos lugares.
En la frontera, nos reecontramos con la pareja que habíamos encontrado en Lamiga y después de unos pocos minutos de espera, un Jueves 9 de Julio a la tarde cruzamos a lo desconocido, Albania.
Una vez en tierras albanesas nos dirigimos por la única ruta posible hacia Skhoder, ciudad al norte del país y de la cual no teníamos mucha información, solo sabíamos que estaba ubicada al pie de un lago y que era una ciudad grande comparada con otros pueblos alrededor.
El camino ya nos avisaba lo que nos íbamos a encontrar en Albania, paisajes rurales, montañas no muy altas y pueblos pequeños al costado de la ruta, una ruta compartida por autos, motos, bicis y distintos animales arriados por campesinos. En cada pueblito personas muy amables y alegres que nos saludaban apenas nos veían venir.
Después de disfrutar este cambio de aire y en una ruta bastante favorable, llegamos a nuestra primer ciudad albanesa. Si todo lo anterior nos había sorprendido, al entrar a la ciudad, nuestro asombro fue mayor, nos encontramos con una ciudad con edificaciones viejas muy descuidadas y descoloridas, muchisima gente en bicicletas viejas y ningún semáforo, lo cual no seria problema si la gente se comportase como tal! En Shkoder cada uno hace lo que quiere, ed como si no hubiesen reglas, leyes o sentido comun, es asi como pudimos ver autos tratando de estacionar en lugares en donde no entraba ni una moto (a lo q lo dejaban en diagonal) o gente en rotondas a contramano, todo es posible en esta ciudad! Cada vereda es un pequeño mercado, los vendedores se sientan con sus frutas, verduras, pescados recien sacados del agua o cualquier otra cosa vendible a ofrecerlos sin ninguna clase de puesto, simplemente en la vereda.
Después de dar un par de vueltas nos sentamos en la plaza principal del pueblo a tratar de asimilar el cambio de ciudades europeas con todo su orden y majestuosidad al pobre pero pintoresco nuevo país.
La plaza estaba repleta de personas esa tarde, la mayoría ancianos que se juntaban en rondas en cualquier espacio que encontraban y jugaban un juego, que después nos dimos cuenta que era el dominó.
Después de pedalear y recorrer un poco la ciudad, nos fuimos a la costanera del lago, lugar que elegimos para armar la carpa y descansar.
A la mañana siguiente nos desperto la lluvia, la primera del viaje! Salimos corriendo con los bolsos a buscar refugii en una obra y ahi esperamos una media hora hasta que paro y luego de un ultimo recorrido partimos hacia Lezhe ciudad camino a Tirana que habíamos marcado como punto en nuestro itinerario por Albania.

La ruta que tomamos, y la unica posible, era muy utilizada por camiones, lo cual sumado al viento de costado y la no existencia de banquinas, la tornaban en muy peligrosa, cada camion que pasaba nos frenaba el viento y nos empujaba para el otro lado, y empezamos a notar algo muy tipico de Albania, parece que lo unico que tienen en comun todos los conductores es que al pasar una bicicleta tocan bocina, algo muy molesto, sobretodo la de los camiones, pero que nos acompaño en todo el país.
Al llegar a Lezhe y con mucho calor producto del clima seco que predominaba en la región, nos dirigimos a lo que imaginábamos iba a ser una playa.
Otra vez nos volvió a sorprender ya que acostumbrados a playas sin arena sino con piedras en la mayoría de playas croatas y montenegrinas nos encontramos con una inmensa playa llena de arena y arboles en sus orillas.
Shengjin se llamaba la ciudad costera en la que pasamos la noche, una ciudad con mucho turismo, y que parecía que había crecido bastante en los últimos años ya que tenia bastantes edificios nuevos y una costa con los adoquines recién puestos. En esta ciudad turistica es donde empezamos a cruzarnos a chicos pidiendo plata o comida, a las afueras de los super o en la costanera donde la gente sale a caminar de noche, yendo y viniendo muchas veces. A los chicos, no teniamos mucho que ofrecerles, plata no teniamos y conida la justa para cada dia, pero logramos darles algo, una vuelta en bici! Lo cual les gusto mucho, no podiamos comunicarnos pero se notaba en sus sonrisas..

Luego de disfrutar la playa después de unos cuantos días de asfalto, nos dirigimos hacia la capital, antes teníamos que hacer una parada obligada ya que ese fin de semana se jugaba la primer fecha del campeonato argentino y como a lo largo de todo nuestro periodo lejos de Alberdi, teníamos que encontrar un lugar para verlo, sea la hora que fuese.
Así es que cuando la noche se acercaba llegamos a Fushe Kruje, ciudad cercana a Tirana, en donde luego de conocer la amabilidad de la gente albanesa, cuando un hombre que trabajaba en una estación de servicio, que no hablaba nada de ingles y ante la pregunta si conocía algún camping cercano, sin dudarlo nos ofreció el patio de su casa para quedarnos. En cualquier otra situación hubieramos aceptado sin dudarlo pero el hombre no sabia de nuestro ciego fanatismo hacia Belgrano, por ende luego de agradecerle, seguimos hacia la ciudad que planificamos como parada.
La suerte estaba de nuestro lado, porque en el primer bar que encontramos, tenia buena conexión y un empleado muy amable que asombrado por las remeras banderas y todo el ritual se prendió con nosotros para ver el partido.
Olsi Olsi se llamaba el albanés que laburaba en el lugar que contento miraba el partido y nos preguntaba acerca de Argentina, un poco en ingles y otro en italiano. Y si no nos podía faltar, el pirata no nos defraudo y dio vuelta el partido en el ultimo minuto, desatando la euforia y grito de dos locos en un bar viendo al equipo de sus amores.

El resto de lo que quedaba del día no tiene importancia, buscamos el primer lugar que encontramos y luego de conversar con el dueño de lo que parecía ser un negocio armamos la carpa y dormimos al lado, sabiendo que al día siguiente arribaríamos a la capital, pensado en todos los prejuicios y dudas acerca de lo que nos íbamos a encontrar ahí..

viernes, 24 de julio de 2015

Montenegro


Música de Montenegro elegida por Amel Kurtovich


En Montenegro estuvimos 3 días y dos noches, hicimos 131 kilómetros, ademas visitamos 4 ciudades Herceg Novi, Tivat, Budva y Sutomore y fue el segundo país que visitamos, si bien en nuestros pasaportes figura Bosnia y Herzegobina no podemos decir que estuvimos ahí.  
Al llegar a la frontera ya estábamos cancheros y sabíamos que a las bicis las hacen pasar rápido por un lugar diferente a los autos, pero cuando nos acercamos pensando que iba a ser así, nos encontramos con un semáforo en rojo, así que frenamos. Habremos estado 10 minutos en ese semáforo hasta que empezamos a notar que la fila de autos atrás nuestro se hacia bastante larga y algo raro debía estar pasando, así que decidimos pasar en rojo.. Ahí nomas nos dimos cuenta que tenia un sensor para autos, y era por eso que no cambiaba!
Unos días atrás, en Dubrovnik, aprovechando la electricidad y el Internet del camping, habíamos planificado toda la semana y enviado bastantes solicitudes de couchsurfing para distintas ciudades de Montenegro, siempre pensando que de tantos mensajes alguien nos iba a alojar.. No fue asi! Llegamos a la primer ciudad de Montenegro de nuestro itinerario, Herceg Novi, esperando conseguir wifi para ver quien nos había respondido que nos alojaba, y cuando conseguimos internet nos encontramos con la mala noticia de que no teníamos nuevos mensajes, cero, ninguno, nadie nos daba un lugarcito para dormir, no sólo en Herceg Novi, tampoco en las demás ciudades!. Pero todavía quedaba tiempo para que respondan ya que habíamos planificado una semana entera.. así que decidimos conocer la ciudad, ir a la playa, dormir una siesta bajo un árbol y seguir camino a la ciudad siguiente para adelantar unos kilómetros de recorrido. Habíamos planeado todo pero teníamos una duda, el gps nos daba una ruta con un ferry para cruzar una parte del mar en una bahía, y nosotros no sabíamos si rodear la bahía (unos 25 km) o cruzar con el ferry, al llegar al ferry, ver que eran las 7:30pm, que el sol estaba bajando, y que en la ruta no se veía un buen lugar para dormir, decidimos tomar el ferry que para bicicletas salia €1 y llegar a Tibat una ciudad que, en el mapa, parecía grande, y seguro un parque o algún lugar para armar la carpa íbamos a encontrar. Y asi fue, desde la calle principal vimos un gran parque que tenia algunas montañitas y llegaba hasta el mar, algo curioso del parque es que tenia varias casas en ruinas, no sabemos si por alguna de las tantas guerras en las que participo la región o por otra razón. Decidimos entrar para ver si podía ser nuestro hogar por una noche, con la buena suerte que al llegar a un  bar de la playa vimos medio escondida una carpa, si ya hay una carpa, la nuestra perfectamente puede estar, pensamos, y fuimos en búsqueda del mejor lugar para armarla, lo conseguimos en la cima de una de esas montañitas. Fuimos a tirarnos al agua y nos fuimos a dormir para, al día siguiente, seguir viaje hacia Budva otra ciudad de nuestro plan fallido de couchsurfing.
Budva es una ciudad grande, con una ciudad antigua rodeada por murallas, como la mayoría de las ciudades balcánicas que conocimos, a esta altura ya estábamos adelantados 1 día a nuestro itinerario y sabíamos que no íbamos a conseguir respuesta de los mensajes enviados, por lo que nuevamente pasamos el día en Budva, y seguimos rumbo a Bar, la ultima ciudad que teníamos marcada.
En Sutomore, una ciudad que esta unis kilometros antes que Bar, nuevamente conseguimos un lugar alucinante para dormir, un parque al lado de la ruta con entrada al mar, como ya era rutina, antes de armar la carpa fuimos a meternos al mar y lavar los platos, al buscar la malla me di cuenta que esta había desaparecido, probablemente se había soltado de la mochila en el viaje porque iba atada secándose, así que decidí ponerme a la moda europea y usar un boxer de malla. Cuando fuimos hacia el mar, nos dimos cuenta que el mar estaba unos 30 metros abajo nuestro, no nos fue difícil conseguir bajar, pero cuando estábamos bajando vimos una playita escondida llena de viejos en bolas, algo bastante desagradable, por lo que decidimos ir al otro lado, donde habían bastantes piedras pero no viejos nudistas.
A la mañana nos levantamos ya sabiendo que seria nuestro ultimo día en Montenegro, y casi no habíamos conocido gente, si bien en los comercios parecían muy piolas, no habíamos tenido la oportunidad de hablar con alguien, por un lado por no conseguir couchsurfing y  por otro porque hablan muy poco ingles, por lo que queríamos conocer a alguien  en nuestro ultimo día. Tanta fue nuestra suerte, que sentados al lado de un super desayunando leche con cereales y bananas, se nos acerco un Montenegrino, Amel, a preguntarnos si nos podia regalar una comida típica (no fue porque damos lastima, sino que vio las bicis cargadas y le gusto que viajemos así) obviamente que le dijimos que si, y así fue que trajo una especie de churros bañados en almíbar o algo parecido, nos contó que era típico de la región y que nos iba a dar energía para pedalear, así fue que intercambiamos facebooks y algunas palabras y siguió con su trabajo, que creemos era repartir estos paquetes de churros llamados tulumbas. Terminamos de desayunar y arrancamos camino hacia la frontera de Albania, el país mas pobre de Europa y el único que la gente nos recomendó no ir por la inseguridad, nosotros sabiendo que cuando contamos que somos de Argentina dicen que es peligroso, y habiendo leído en Internet sobre algunos viajes por Albania, decidimos ir.
La ruta mas corta hacia la frontera, y la que también nos habían recomendado no tomar, era subiendo una montaña por una calle sin siquiera lineas pintadas que después se convertía en una ruta casi recta por una región bien rural llena de frutales, una muy linda ruta para pedalear, así fue que llegamos a Lamiga, un pueblo en la frontera del lado de Montenegro, el pueblo no lo llegamos a ver, solo un supermercado con un restaurante con el mismo nombre del pueblo, eso nos hizo dudar sobre la existencia del pueblo.. Allí, afuera del supermercado, pasamos las horas de calor extremo de todos los días, y aprovechamos el internet para darle vida a este blog. Unas 4 horas estuvimos allí, cuando estábamos por irnos apareció una pareja en una bici doble que también estaban viajando camino a Grecia, pero desde Salsburgo, Austria. Ángela es Colombiana de Bogota, pero hace 8 años que esta estudiando en Alemania, Pabel es Ruso, de San Peterburgo, también estudia en Alemania hace años. Ellos nos invitaron a tomar algo en el restaurante y a charlar un poco sobre temas frecuentes cada vez que nos cruzamos con ciclistas, viajes, rutas, montañas, y como Ángela es Colombiana, se sumo a los temas la posibilidad de viajar por América latina, un poco de seguridad en Argentina, Colombia y las rutas americanas, pero obviamente de una manera positiva ya que todos pensamos que es posible realizarlo. Rápidamente notamos que el loquito de los viajes en bicis era Pavel y no tanto Angela (si bien, obviamente, le gustaban), el fue quien armo la bici doble, y tenia todos los planes, así como las preguntas sobre América latina, y había planeado un gran viaje de meses, pero debían suspenderlo porque hacia poco se habían enterado que Angela estaba embarazada. Nos despedimos para continuar por el mismo camino, pero antes de arrancar otro ciclista llego, un Londinense que en verano vive en Montenegro y venia de Albania, nos dio ciertas recomendaciones de hospedaje (no muy útiles para nosotros) pero se lo agradecimos y partimos hacia la frontera para cruzar a tierras desconocidas y, según nos decían, extremadamente peligrosas.


lunes, 20 de julio de 2015

Croacia

En Croacia estuvimos 10 días, conocimos 9 ciudades (Zadar, Zagreb, Split, Omis, Makarska, Drovnik, Ploce, Slano y Dubrovnik) y recorrimos en bici 243 kilómetros por ruta. Algo curioso de Croacia, aparte de la inmensa cantidad de islas que tiene, es que tiene una región separada del resto del país, ya que entre medio de Croacia aparece una parte de Bosnia y Herzegovina, aproximadamente 10 kilómetros de costa, y como quedaba sobre nuestra ruta, decidimos ir. El cruce en la frontera fue gracioso, como no sabíamos bien si era un control de cargas, aduana, peaje, u otra cosa, y no había cartel de bicis (solo autos y camiones), pasamos por el costado. Cuando habíamos pasado esta especie de cabina de peaje, el policía de la cabina nos empezó a gritar y tuvimos que frenar, obviamente era el cruce fronterizo, y debíamos mostrar el pasaporte. Después de esta pequeña anécdota seguimos camino por las rutas Bosnias, donde pasamos una tarde en una ciudad llamada Neum, esa tarde estábamos tan cansados de la ruta que decidimos no bajar a la playa, por que estábamos a una altura bastante considerable de la playa, y sabíamos que si bajábamos no volvíamos a subir, preferimos quedarnos en una plaza descansando para mas tarde seguir camino hacia Slano (Croacia de nuevo), donde pasaríamos la noche.
A Slano llegamos tipo 6 de la tarde, tuvimos que cruzar nuevamente la frontera y otra vez nos frenaron por mandarnos por el costado, todavía no habíamos aprendido. Teníamos tiempo mas que suficiente para meternos al mar y aprovechar la ducha para bañarnos, buscar donde poner la carpa y preparar la cena, probablemente haya sido arroz o fideos acompañados con alguna lata tipo arvejas, choclo, porotos, o cualquier otra que hayamos encontrado barata. Slano es un pueblito chiquito, que se encuentra en una bahía al lado de otros pueblitos, que se nota son bastante turísticos, pero cuando nosotros llegamos no había casi gente.
Después de Slano siguió Dubrovnik, ultima ciudad croata que visitamos, y probablemente la mas famosa de la costa, esto es por su ciudad antigua, una impresionante
ciudad amurallada, ubicada en una especie de pozo, en donde los extremos están mucho mas altos que la parte central, esto hace que tenga una gran cantidad de escaleras internas. Algo interesante es que la ciudad sirvió de escenario de varias tomas de la serie Game Of Thrones, lo que genero aun mas turismo. Como ya dijimos, es una ciudad hermosa pero con una gran desventaja para nuestro punto de vista, para entrar hay una subida de 4km que parece infinita! Y no solo eso, sino que llegamos a las 12 del mediodía con 40°C.
En Dubrovnik habíamos pensado pagar un camping (si, leíste bien, pagar un camping), ya que íbamos a estar varios días y queríamos dejar en algún lado los bolsos, sumado a eso, los campings tienen duchas, baños, y wifi, el ultimo también muy importante ya que ese sábado se jugaba la final de la copa América de la cual no vamos a emitir comentarios, llegamos al único camping de la ciudad, sin poder movernos por el cansancio y el calor, y nos enteramos el precio... mucha plata, mas caro que un hostel en cualquier  ciudad, pero era lo único que había y decidimos quedarnos una noche para lavar la ropa, bañarnos, conocer la ciudad y ver el partido. Al día siguiente nos fuimos del camping pero no de Dubrovnik, acampamos en un terreno vacío frente al camping que era gratis, y para cuando el guardia del camping nos despertó y nos hizo irnos, ya habíamos dormido lo necesario y podíamos ir a la playa y hacer tiempo para encontrarnos con unos amigos de la facu que justo estaban por ahí. Esa noche fue la última en Croacia, no pudimos comer, ya que los 3 fósforos que nos quedaban estaban húmedos, estábamos muy cansados para ingeniarnos algo para hacer un fuego y estábamos al lado de la ruta camino a Montenegro, nuestro destino siguiente..

sábado, 18 de julio de 2015

Se acabo la gilada... a pedalear!

Nos levantamos tipo 8, estábamos en un acantilado al lado del mar adriático con vista a las interminables islas croatas, sabíamos que ese día no iba a ser otro día mas de estos 3 meses y medio que venimos viajando, si no, que era el día en que arrancaba otro tipo de viaje, uno que poca gente nos creía capaces de hacer. Pero nosotros lo veníamos planeando desde aquella ronda de mates en el castillo de Bratislava, donde surgió la idea como cualquier otra, y se fue fortaleciendo rápidamente, hasta que ese mismo día nos decidimos a hacerlo.
Mucha gente nos pregunto porque lo hacíamos, y siempre respondimos que lo vimos en el mapa y nos pareció buena idea hacerlo en bici. A lo largo de este tiempo, hubieron personas que nos alentaron, otras que no tanto, otras que nos trataron de locos, y hasta el taxista croata que nos pregunto si lo hacíamos porque habíamos tomado mucha cocaína.
Las bicis estaban listas, todos los bolsos preparados y bien ajustados para que no se muevan, y lo mas importante, cada una con una bandera cubriendo los bolsos, una la Argentina y la otra la Pirata. Llego el momento de subirse a las bicis, tomar la ruta de la costa rumbo a Dubrovnik y dejar Split atrás, pararíamos en algunas ciudades que ya habíamos visto y nos parecían lindos lugares de pasada, el plan era simple, hacer unos 50 km por día y ver a donde llegábamos.
A lo largo de la ruta nos acompañaron las islas croatas con sus montañas, el mar adriático con su color turquesa y su agua transparente, y además las infinitas subidas de la ruta que hacen cansar los músculos hasta no poder moverlos y dudar sobre el viaje, pero por suerte, siempre vienen acompañadas de bajadas aliviadoras y refrescantes, en donde se disfruta al cien por ciento el paisaje y la ruta.
Así es como después de unas horas, llegamos a Omis, una ciudad que se encuentra en la base de las montañas con grandes acantilados blancos, y un río que desemboca en el mar, allí comimos, descansamos, y nos duchamos en la playa para continuar viaje hacia Makarska, nuestro destino final del primer día, a 60km de nuestro punto de partida.
A Makarska llegamos sin fuerzas cuando estaba oscureciendo, esto nos dificulto la búsqueda de un buen lugar para la carpa, hasta que, hartos de buscar, y sin fuerzas para caminar o andar en bici decidimos armarla al lado de la ruta atrás de un árbol que, si teníamos suerte, nos taparía el sol a la mañana.