viernes, 28 de agosto de 2015

Volos, Meteora y seguimos en Grecia

Desde nuestra entrada a Grecia queríamos ir a Meteora, un lugar en el centro del país que es famoso por tener monasterios del siglo XVI en la cima de montañas. Nuestra duda siempre había sido por temor a las montañas, al estar en el centro del país y justamente ser famoso por estos monasterios, nos daba un poco de miedo..
Decidimos ir y ver que pasaba, si nos encontrábamos con montañas quizás hacer dedo, tomar un bondi o tren. Para llegar a Meteora teníamos varios días en la bici así que planeamos el tramo de viaje para tener la mayor cantidad de costa posible y alguna que otra casa de couchsurfing.
Mandamos couchsurfing para tres ciudades diferentes y a mucha gente en cada una, pero Grecia tiene algo por lo que es conocida en los países vecinos, en Agosto no se trabaja y no se estudia, no importa si hay crisis o no, las vacaciones son en agosto y se las toman en serio, muy difícil es encontrar a la gente en sus ciudades, todos estaban en islas o otras ciudades. Así fue que solo logramos encontrar quien nos hospede en Volos y planificamos el viaje para llegar allí lo mas rápido posible.
Este tramo fue muy rápido, hicimos mas de 500km en una semana de andar en bici, el doble de lo que alguna vez habíamos planeado en Croacia.
Esa semana en bici fue única, y no única por algo bueno, sino porque cada uno de los días tuvimos una o mas pinchaduras en nuestras bicis, en 1000 km habíamos pinchado una vez, en esa semana nos hicimos expertos en parchado de cámaras, fueron 12 pinchaduras y una cubierta rota que tuvimos que cambiar.
A Volos llegamos y debíamos juntarnos con Ioana, o Juanita (asi dice ella que es su nombre en español) tuvimos unos problemas de comunicación y baterias por lo que recién pudimos juntarnos a las 6 de la tarde, mientras tanto pasamos el rato en una de las playas de Volos. 
Ioana no es griega, sino que es de Chipre y esta estudiando en Volos ingeniería civil, vive sola en un departamento con su gato Ramón y en el piso de abajo vive su novio Alex. Con ellos la pasamos muy buen conocimos a otros amigos, comimos, charlamos y hasta tomamos mates. 
Luego de Volos fuimos a Larissa, habíamos decidido tomar la autopista para hacerlo mas rápido, ya que la ruta tenia subidas y bajadas mientras que la autopista siempre es mas plana, algo importante de la autopista es que no se permiten bicis, ya varias veces las habíamos usado y siempre en el peaje nos hicieron salir, esta vez fue la policía quien nos hizo salir, y no por una salida de la autopista sino que saltando un alambre que nos dejaba en una ruta muy vieja paralela a la autopista, después de esta graciosa anécdota seguimos viaje a Larissa, donde llegamos ya de noche y encontramos un parque muy lindo para armar la carpa, que nos serviría a la vuelta ya que debíamos ir hasta Meteora y volver por el mismo camino, al día siguiente fuimos a Trikala, donde también con el mismo objetivo de encontrar un lugar bueno para la carpa que lo podamos usar dos veces decidimos seguir el río y lo encontramos. 
De Trikala a Kalambaka (la ciudad que esta en la base de las montañas donde están los distintos monasterios) hay 20km, los cuales en condiciones normales lo hacemos en 1 hora, ese día nos llevó cerca de 2 horas, y no fueron las montañas ya que descubrimos que no habían, sino el viento, un viento impresionante de frente que por partes te frenaba en medio de la ruta, hizo muy difícil y cansador el trayecto a Kalambaka, pero logramos llegar!.
Una vez en Kalambaka decidimos ir a la información turística para ver que hacer,  averiguar como llegar a los monasterios, porque en bici esas montañas no las subíamos, vimos un colectivo que te subía y no era caro, así que decidimos tomarlo. Mientras lo esperábamos conocimos a Sebas, un chileno piola que esta viajando un poco por europa despues de haber estado en Roterdam estudiando. Con el recorrimos los distintos monasterios ya que tenia un recorrido para hacer que le habían dado en el hostel.
El primer monasterio que vimos fue gran Meteora, el mas grande de todos, quedamos impresionados al ver donde están construidos, todavía no entendemos como a alguien se le puede ocurrir eso.. Lo mas loco de todo es que fue construido por monjes, y para llevar el material  tenían sistemas de poleas, a los cuales no les cambiaban las cuerdas porque "dios los protegía". Fueron varios los monjes a los que dios se olvido de proteger y cayeron por los distintos precipicios ya que las cuerdas cedieron. 
Dentro del monasterio visitamos las distintas habitaciones, la cocina, la carpintería (llena de instrumentos para hacer vino), una habitación con hinchas de talleres, una capilla, una habitación con pergaminos antiguos, muy antiguos, habían algunos del siglo IX!.
Terminamos nuestra visita a gran Meteora y fuimos caminando al resto de los monasterios, frenando en varios puntos para apreciar el sorprendente paisaje, el resto de los monasterios los vimos solo por fuera, y bajamos caminando hasta la ciudad perseguidos por una tormenta, por suerte nos alcanzo cuando ya habíamos llegado y pasado por el super para comprar unas cervecitas para brindar con Sebas. 
La tormenta paro y volvimos a Trikala para encontrarnos nuevamente con Sebas para hacer algo a la noche, nos quedamos en el hostel charlando con la gente, donde conocimos a Ivana, otra argentina viajando por el mundo y volvimos a armar la carpa al lado del río esperando no tener las ruedas pinchadas al día siguiente para arrancar rápido camino a Tessaloniki, nuestro siguiente destino griego.

Hinchas de Talleres posado para la foto

miércoles, 26 de agosto de 2015

Atenas, la Travel House y más

Finalmente un Viernes 31 de Julio llegamos a Atenas, ciudad importante por su historia pero también para nosotros tenia algo especial, ya que era nuestro primer objetivo del viaje: llegar a la capital de Grecia y ver si nos quedaba tiempo para hacer algo mas o ver como llegar a Estambul. Pero por suerte al correr del tiempo nos dimos cuenta que era posible por tiempo y distancias hacer todo el recorrido en la bicicleta.
A Atenas llegamos ansiosos por conocerla pero tranquilos porque teníamos un hogar, y no era cualquier hogar sino uno que formaba parte de un proyecto llamado "Travel Club".
Lo conocimos a través de Avito, el porteño que tiempo antes nos cruzamos en Albania, el cual nos contó su experiencia y un poco de lo que se trataba ese lugar. El "Travel Club" fue creado por un grupo de serbios con una idea loca pero clara y firme, crear una casa de viajeros, llamada casualmente "Travel House" en donde gente de todo el mundo se hospede mientras conoce una ciudad.
Como dice su nombre la "Travel House" no tiene y nunca tendrá un lugar fijo, sino que año a año cambia de ciudad y continuamente visitado por cientos de viajeros de distintos lugares. Para formar parte de esta experiencia hay ciertas reglas o normas que cumplir, por ejemplo para poder hospedarte necesitas completar un formulario que se encuentra en su pagina de internet, contando como viajas, cuando llegas y cuando te vas, con 4 noches como máximo de estadía. Además de tener que cumplir reglas básicas para poder convivir, hay un concepto claro que hay que saber entender, la casa no es un hostel o nada que se le parezca, la casa le pertenece a cada persona que la visita. Todas las personas que convivimos somos los "dueños" de este espacio y por ende hay que cuidarlo como si fuera nuestro, osea si algo se rompe arreglarlo, si algo falta comprarlo, si hay algo sucio limpiarlo.
Otra particularidad es la forma de dormir, cada viajero comparte la habitación con muchos mas viajeros y no existen las camas, cada uno duerme en su espacio como quiere, ya sea en un colchón inflable si tiene, con un aislante o simplemente en el piso.
Todo este proyecto vive de las donaciones voluntarias que hace la gente, es decir no tiene un precio por noche o estadía. Si queres poder dejar tu donación en el chanchito que hay en la mesa de entrada y llevarte un pin o un imán.
Como contábamos con la confirmación de nuestra estadía allí, una vez que entramos a la ciudad no perdimos el tiempo y nos dirigimos directamente a la dirección que nos habían pasado.
Luego de atar las bicis y subir los dos pisos del edificio, se abrieron las puertas del departamento y finalmente conocimos la "Travel House".  Pocos minutos pasaron para sentirnos como en nuestra casa y empezar a saborear aquella experiencia de vivir allí. Charlar con personas de todo el mundo y escuchar diferentes idiomas todos en una habitación, invitar y hacer rondas de mate con rusos, croatas húngaros o españoles, son algunas cosas que vivimos allí.
Además de la experiencia social de la casa, por supuesto no podíamos no ir a la Acrópolis, al Partenon y demás rincones de esta mítica ciudad. También admirando la belleza y la caída del sol desde una de las tantas colinas que tiene la ciudad.
Las cuatro noches planeadas pasaron bastante rápido y siempre cuando la pasas bien queres quedarte mas tiempo, por eso y porque queríamos ir a una reunión de Couchsurfing que se hacía todos los martes, pedimos quedarnos una noche más en la casa. No hubo ningún problema pero obviamente la casa estaba llena, ya que constantemente viajeros vienen y se van pero siempre hay un buen numero de gente. Así que para no molestar a los nuevos y que haya suficiente espacio, dormimos cómodamente en la cocina, jeje.
La que sería nuestra última noche en Atenas antes de partir hacia el Norte, fuimos a la reunión para charlar y compartir una birras. Allí nos encontramos con los que parecían dos argentinos, ya que uno vestía la camiseta de la selección y otro con una chomba también argenta. Efectivamente uno rosarino, llamado Nahuel que hace poco había llegado al viejo continente. La otra persona, para sorpresa nuestra, no era argentina. Kostas era un griego de unos 40 años, y la verdad es difícil describir este tremendo personaje, un loquito de los que no te paras de reir en todo momento con todas las ocurrencias que tiene, y su fascinación por el fútbol argentino, la cultura y por supuesto las mujeres de nuestro país.
En medio de charlas, Kostas nos contó que era hincha del Panatinaikos, club de esa ciudad, y casualmente jugaba la noche siguiente contra Brujas de Bélgica por la clasificación a la Champions League. Jugaba en Bélgica así que la única posibilidad era verlo por televisión y como también nosotros somos futboleros, Kostas nos invito a verlo en un bar. El problema que surgía era que esa era nuestra ultima noche en la casa y ya no queríamos abusar de la buena onda de los serbios que organizaban la Travel House. Por ende teníamos ganas de ver el partido, pero no teníamos donde dormir. Eso Kostas lo resolvió muy fácil, el no podía hospedarnos porque vivía con sus padres y no tenia espacio, pero hablo con un amigo también griego y de su edad, para que nos pudiera hospedar por esa noche.
Asi que finalmente nos quedamos una noche más en Atenas, disfrutamos la juntada con 3 argentinos y medio y en la que además  se sumo un francés que también andaba en bici. Pero el partido no fue como Kostas esperaba, Panatinaikos tenia que empatar o perder por un gol para pasar y lastimosamente perdió 3 a 0. La cara de Kostas lo decía todo, al día siguiente iba a ir al aeropuerto a tirarle piedras al dt.
Luego de pasar unos buenos momentos y disfrutar casi una semana en la capital helena, llegaba el momento de irnos, saludamos al amigo de Kostas que nos hospedo esa ultima noche y partimos hacia el norte, con la idea y el nuevo objetivo de llegar a Kalambaka, ciudad en el centro de Grecia, donde nos esperaba Meteora y los monasterios en las montañas. 

Link del proyecto "Travel House" por si quieren leer un poco mas: http://www.thetravelclub.org/travel-house

Arte by Marcos en el libro de visitas de la Travel House

sábado, 22 de agosto de 2015

Corintos y algo mas

En Patras la pasamos muy bien, pero ya era hora de continuar viaje, nuestro siguiente destino era una ciudad en la playa a unos 30km ya que salíamos a la tarde y no queríamos hacer muchos kilómetros, en este tramo de ruta nos toco nuestra primera (y esperemos que única) lluvia, se largo con toda, pero por suerte estábamos en una estación de servicio donde nos refugiamos. Media hora habrá sido y  continuamos camino, buscamos una playa para armar la carpa, y encontramos un lugar buenísimo, pero después de comer, una señora mayor (para no llamarla vieja chota) se nos acerco diciendo repetidas veces "no camping, NO CAMPING" parece que nuestra intención era muy obvia y a la señora no le gustaba la idea, sabiendo que es ilegal acampar en cualquier lado en Grecia, y como no queríamos problemas con la policía, decidimos ir en búsqueda de otro lugar que encontramos rápidamente abajo de unos arboles cerca de la ruta.
Al día siguiente, ya estando en otro pueblo, nos dimos con la mala noticia de que otra vez se había pinchado una rueda, de nuevo mía (leo). Después de una siestita al lado de la playa bajo unos arboles, me toco parcharla para poder  continuar.
Así fue como llegamos a Corintios, primero a la ciudad antigua, que esta en la cima de una montaña muy alta, la cual divisamos desde lejos y sabíamos que no íbamos a subir en bici, mientras pedaleábamos en dirección a la montaña decidimos llegar a la base y hacer dedo para subir, no teníamos en cuenta que no era un lugar muy turístico por lo que no habían muchos autos que subieran, esperamos un rato y cuando ya estábamos por irnos sin visitar la ciudad antigua, apareció un tipo en un auto que trabajaba en el bar arriba de la montaña y nos llevo, así fue que pudimos conocer la ciudad antigua, o lo que queda de esa ciudad. Ahí nos enteramos, leyendo los carteles, que la ciudad paso de los griegos a los romanos, luego bizantinos, los francos, el imperio veneciano, los turcos, y finalmente abandonada en cada etapa se construyeron o demolieron muchos edificios, y con el tiempo la mayoría se destruyeron, pero algunas cosas quedan, como las 3 murallas que tiene, un par de almacenes, algunas casitas, partes de iglesias, y muchas piedras. Allí nos encontramos con unas holandesas con las que charlamos un rato, y luego fuimos a la entrada a esperar que alguien nos lleve abajo, una familia francés fue la que se apiado de nosotros y nos llevo, cuando vieron las bicis atadas abajo (habíamos dejado las bicis abajo de la montaña atadas a un poste con todos los bolsos) se sorprendieron y nos preguntaron sobre el viaje.
La ciudad nueva de Corintios es una ciudad normal, no tiene grandes cosas ni hicimos mucho tampoco, pasamos la tarde, fuimos a la playa y revisamos el couchsurfing, con la mala noticia de que nadie nos respondía, ahí es cuando decidimos enviarle un mensaje a una chica que habíamos visto en couchsurfing pero decía vivir en medio del campo a unos 40 minutos caminando de Loutraki (ciudad al lado de Corintos), pero parecía muy piola, y así lo fue.
Natasa vive con su novio Felipe, ella es griega y Felipe tiene una mezcla de nacionalidades y lugares donde vivió, Chipre, República Checa, Alemania y Estados Unidos. Los dos viven en una casa que realmente esta en medio del campo, tienen unos 50 olivos, y algunas otras plantas en una huerta. Allí la pasamos muy bien, escuchando la música de Felipe, que hace beatbox, jugando con un muy buen metegol artesanal q tienen, tomamos unas cervezas, comimos, vimos una película, en resumen la pasamos muy bien. Antes de irnos, nos quisimos tomar la foto con ellos pero Natasa estaba ocupada con una conferencia, así que solo nos sacamos con Felipe, y a pesar de querer quedarnos descnsando en el campo, sabiamos que el viaje tenia que continuar, y tuvimos que seguir pedaleando rumbo a Atenas. 50 fueron los kilómetros que planeamos hacer hasta Kineta, ultima playa antes de la metrópolis, allí tuvimos suerte de que no tuviese agua potable en la canilla, ya que nos hizo comprar agua y, cuando empecé a buscar la billetera, no la encontré. Ahí fue que pensando, recordé que la noche anterior use un pantalón largo para ver la película sin que me molesten los mosquitos, y el pantalón tampoco estaba!
Bueno, el pantalón no importaba pero en la billetera tenia las tarjetas de crédito, así que empezamos a pensar como volver y al mismo tiempo llegar al día siguiente a Atenas, eran 50km para atrás y 60km para adelante por lo que volver en bici no era una opción. Decidí levantarme a las 5 30, dejar a Marcos descansando en la playa al lado de un viejo que se había levantado muy temprano a darse un chapuzon, e ir a la ruta a hacer dedo, con suerte volvería tipo 11, pero después de mas de una hora que nadie paraba, empecé a pensar en el tren, el problema era que solo tenia 2€ y el boleto salia €3, le pedí al vendedor de boletos que me lo cobre a la vuelta y no quiso, le dije que le dejaba mi pasaporte y tampoco, lo mismo hice en un kiosco sin éxito, hasta que un obrero se me acerco y me dijo que no pague, no iba a ser la primera vez que use un tren sin pagar en este viaje, pero no sabia como era en Grecia, pero tampoco tenia otra opción.. Así fue que me subí al tren con la mala suerte que me subí al vagón en el que estaba la inspectora, me hice el dormido y me puse los auriculares, pero igual me "despertó", no quedo otra que contarle que no tenia boleto, y cuando estaba llenando un ticket para cobrármelo le explique que no tenia billetera, cosa que mucho no me creyó pero sirvió para que no me cobre. Llegue a Corintios y Natasa me llevo el pantalón hasta la estación de tren, nos sacamos la foto que no habíamos podido sacarnos el día anterior y volví a tomar el tren siguiente que era en unos minutos. Esta vez compre el boleto, y en el tren estaba la misma inspectora! Le mostré el boleto y me pregunto por el otro, claro, saque solo uno, no iba a pagar el que ya había usado, pero como me toco la misma inspectora, tuve que pagar en el tren por el viaje anterior.
Después de toda la mañana volví a Kineta al mediodía, nos encontramos con Marcos y ya teníamos listo para seguir viaje a Atenas...

miércoles, 12 de agosto de 2015

Patras y el viaje en el tiempo

 Luego de cumplir los primeros mil kilómetros de viaje sobre dos ruedas y deseando volver a pisar la costa del mar, nos fuimos acercando a Patras, tercera ciudad mas grande de Grecia. Para ello debíamos cruzar un puente que nos separaba de esa ciudad. Como desde nuestra entrada a Grecia no habíamos pisado playa alguna, habíamos hecho muchos kilómetros a lo largo de pocos días y sabiendo que en esta ciudad nos esperaban un par de familias griegas para hospedarnos, decidimos disfrutar de la playa antes del puente, cercana a la ciudad Antirio. Allí después de charlar con holandeses que viajaban en motorhome y revivir recuerdos de nuestro viaje anterior, nos enteramos que también se podía cruzar en ferry. Ya cancheros con mil kilómetros en el lomo y viendo el majestuoso e impresionante puente, decidimos cruzarlo en bici.
Acá los griegos no se esmeraron mucho con el nombre porque debíamos cruzar desde la ciudad Antirio a Rio. Ya pedaleando, al inicio del puente, nos encontramos con avisos de peaje, como ya estábamos en el baile y había que seguir bailando, proseguimos. Al acercarnos a las casillas de peaje nos hacen señas de desviarnos por un costadito pero luego de las palabras mágicas, Argentina, Maradona y Messi pasamos sin ningún problema.
Ya en el otro lado del puente, nos dimos cuenta de la inmensa ciudad que se divisaba desde la otra orilla.
Esta se extendía varios kilómetros entre montañas y la costa y terminaba en un gigantesco puerto.
Panagiotis el primer griego q nos iba a hospedar nos avisó que a las 6 de la tarde nos esperaba en su casa. Como era la siesta y hacia muchísimo calor, fuimos a la playa a esperar a la hora de encuentro. Luego de encontrar la casa y de que Panas nos recibiera charlamos un rato y fue en ese entonces que nos dimos cuenta que algo andaba mal, su reloj de pared decía exactamente una hora más que nuestros relojes. Al ver el error y comentárselo a Panas, llegamos a dos conclusiones o viajamos en el tiempo o somos unos tremendos colgados y nunca cambiamos la hora al entrar al país heleno. Lo dejamos a libre interpretación pero lo mas gracioso es q no había pasado ni uno o dos días sino cinco días desde q habíamos atravesado la frontera y nunca nos dimos cuenta de ese pequeño error. Ahí fue cuando entre risas recordamos una tarde en Ioanina cuando en un súper que queríamos entrar nos dijeron q ya habían cerrado porque eran mas d las seis y nosotros nos fuimos sin entender mucho porque nuestros relojes marcaban claramente las cinco y pico.
Luego de este divertido malentendido y pasar un día en la casa de Panas, salir a tomar algo con sus amigos y dormir a pleno, nos saludamos ya que teníamos otra familia griega que visitar, quedaba a unas cuadras de la casa de Panas así que no nos costo demasiado encontrarla.
Despina nos recibió con la mejor onda y luego de presentar a su marido Kiriakos, nos invitó a conocer su casa, era un segundo piso con una excelente vista al mar y un balcón con muchísimas plantas.
Allí hay poco por resumir, la pasamos estupendo, además de probar las exquisitas comidas de Despina, charlamos de todo ya que ellos habían viajado a Argentina  y además  su esposo trabajaba en seguridad informático. Por si fuera poco descansamos a pleno y ya con todas las energías recargadas un Sábado 25 de julio partimos hacia nuestro próximo destino: la ciudad de Corintios.