Divjake nos trato muy bien, un lindo pueblo, Paulina muy piola, nos divertimos y descansamos, nuevamente en camas, con baños y duchas, así que estábamos mejor que nunca. Luego de dormir una siesta íbamos a irnos hacia Fier, una ciudad en donde nos esperaba Paul, otro yankee, amigo de Zach que no iba a hospedar. Eran 60 km los que teníamos que recorrer hasta llegar a la ciudad de Paul, decidimos salir a la tarde porque pensábamos que era improbable que nos crucemos con montañas decidimos tomar un camino diferente al que habíamos utilizado al llegar a Divjake, solo para no repetir la ruta. Muy mala decisión, a la media hora ya habíamos subido unas cuantas lomitas, en rutas muy malas, pero seguimos adelante, en algún momento esa ruta debía unirse con la ruta principal que era asfaltada y plana hasta Fier, pero estábamos alto y ni rastro teníamos de la ruta o la civilización, era una ruta rural, cada tanto aparecía un pueblito entre subidas y bajadas. Sobre que ibamos bastante enojados con nuestra decisión de tomar aquell camino, después de un rato llego la peor parte, la ruta subió mucho mas que antes, y el asfalto desapareció dándole lugar a la tierra seca y piedras filosas y resbaladizas, nada peor para nuestro mal humor. La subida de tierra la hicimos caminando al lado de la bici, y en la cima es cuando esta historia se divide en dos, primero vamos a contar mi parte de la historia (Leo).
Esa montaña de tierra termino, en la cima a mano izquierda teníamos un cementerio, muy común en las rutas albanesas, y a la derecha, adelante y atrás solo campo, yo iba un poco atrás de Marcos, y cuando llegue arriba el ya estaba bajando, decidí subir a la bici y aprovechar la bajada que hacia un rato estábamos esperando. Una vez arriba de la bici sentí lo peor que podía pasarme en ese momento, ¡La rueda de atrás estaba pinchada! no solo eso sino que el inflador (si, solo tenemos uno) lo tenia Marcos, y iba como a unos 100 metros, le grite, silbe, salte, moví los brazos, de todo y ni se percato de mi existencia, ahí fue cuando mi paciencia dejo de existir y empece a putearme a mi, a Marcos, a la bici, a las rutas albanesas a todo, hasta que me calme y, por suerte, recorde que tenia en mi "kit de emergencia" una espuma que te repara la pinchadura por unos kilómetros, yo mucho no confiaba en la espuma, la habíamos usado una vez en Saint Germain, Francia hacia unos meses y no habia funcionado, pero eso decidí leer bien las instrucciones y seguirlas paso por paso. Para mi asombo la espuma funcionaba, ¡la rueda estaba inflada! no fue hasta que quise subirme que me di cuenta del error, parece que en algún momento la cámara se enrosco o algo así y solo se inflo una mitad de la rueda.
Así es que estaba en medio del campo de Albania, con la bici pinchada y todos los bolsos. Sabia que tenia dos opciones, o lloraba al lado de la ruta hasta que algo mágico pase o a Marcos se le ocurra volver (que no sabia cuando podría pasar porque íbamos escuchando música y hasta que mire para atrás y se percate de mi ausencia podía pasar un buen rato), o caminar cargando los bolsos y la bici al lado mio hasta que aparezca una casa y pedir un inflador. Decidí llorar.. digo, caminar! así fue que camine con la suerte de que al final de la bajada y después de una curva apareció un pueblito, o mejor seria decir unas casas, pedí un inflador a unos chicos que estaban tomando una birra en una casa y me señalaron al lado, Cuando mire al lado había una gomeria, que suerte la mía! apareció el gomero y entendió mi situación, mientras se preparaba para arreglar la rueda intentamos hablar. Ahí fue cuando mi tarde mejoro, si bien la rueda seguía pinchada, estaba varias horas atrasado y a unos 50 km de Fier, pero ya todo se solucionaba. Cuando el gomero se entero que era argentino, empezó a llamar a la gente, por lo que en la gomeria ya no eramos 2 personas, sino que unas 15. Un Argentino en un grupo de personas que no habla español siempre tiene la misma conversación, esta puede empezar de dos formas, dependiendo la edad de la otra persona,
si tiene mas de algo asi como 40 años
x-¡Maradona!
yo-(sonrisa y movimiento de cabeza)
x-¡Messi!
yo- yes..
si tiene menos:
x-¡Maradona!
yo-(sonrisa y movimiento de cabeza)
x-¡Messi!
yo- yes..
Si piensan que habían 15 personas así que la secuencia se repetía y ya me aburría, así que empece a innovar
x-¡Maradona!
yo-(sonrisa y movimiento de cabeza)
x-¡Messi!
yo-¡El Chino!
x- (mirada de confusión)
yo- Zelarrayan, el chino...
así me divertía un rato, a veces el chino Zelarrayan otras el picante Pereyra. Cuando ya todos habían tenido su oportunidad de nombrar a Maradona y Messi arranco el dígalo con mímica, así fue que, con el mayor de los albaneses, pasamos del gol a los ingleses con la mano, al consumo de drogas (creo que también se refería a Maradona, pero quien sabe), y siguió la parte mas difícil de una comunicación, el intentar preguntar cosas, lo mas simple y a la vez complicada, fue la edad, no podía entender que quería saber cuanto años tenia..por suerte cuando el viejo se estaba frustrando, llego un chico de diez años que algo de ingles sabia y todo mejoro. Les conté que me llamaba Leonel así que volvió Messi a la charla y mi nombre paso a ser Messi.. asi fue que me arreglaron la rueda, no me dejaron pagarles nada y me fui muy apurado por el horario, eran las 6 de la tarde y tenia que estar a las 8 a 50 km de ahí, y lo peor no era llegar tarde a encontrarme con Paul sino que no sabia si iba a estar en la ciudad antes de que anochezca.
Me fui de la gomeria tan apurado que me olvide de sacarme una foto con la gente, algo que me pasa seguido, mientras iba en el camino empece a preocuparme por Marcos, capaz había seguido, capaz había vuelto, yo no lo vi pasar por la gomeria pero no estaba muy atento a la calle, pero supuse que me esperaría en la entrada de Fier.
Las siguientes 2 horas fueron a puro pedaleada, por suerte la ruta era plana, así que podía ir rápido, pero decidí no parar mas que una vez a tomar agua porque sabia que podía quedar de noche en a ruta y no era algo que quería que pase.
Llegue a Fier a las 8:15, todavía había luz y, con la suerte que caracteriza a este viaje, encontré a Marcos apenas empezaron los comercios.
Tarde de Marcos: Pase la misma montañita que leo y con el envión termine la bajada hasta una esquina del pueblito que habíamos entrado. Pare y tome un poco de agua y lo esperé. Cuando ya habían pasado veinte minutos y no aparecía me surgió la duda si el venía adelante o atrás mío. Por las dudas volví caminando unas cuadras atrás y me fije si al final de la calle lograba divisarlo. Al no verlo y pesando en que como yo venía distraído estaba la posibilidad de que leo este delante mio, seguro ya esperándome en la ruta camino a Fier o mas adelante. Por eso arranque y todavía dudándolo llegue a la ruta, pero para sorpresa mía no había ni rastros de leo, seguí unos metros más dudando mas acerca de mi teoría de que estaba por delante mio, pero a lo lejos divise una bicicleta negra con bolsos. Es leo! No tenia dudas de que era él, así que pedalee con fuerzas y poco a poco me fui acercando. A medida que mas me acercaba mas me daba cuenta de mi error, si bien la bicicleta era negra y también tenia bolsos, la persona que lo manejaba era otra. Luego de saludarlo pase al ciclista y frene en la primera gasolinera que encontré. El también freno, era una persona mayor y no tenia ninguna pinta de albano. Intenté hablar en ingles pero el sabia poco y nada, lo cual no importó ya que de alguna manera nos pudimos comunicar. George se llamaba, era húngaro nacido en Budapest y durante muchos años había andado en bici, en ese momento se dirigía para el mismo destino que nosotros pero cuando me mostró el tatuaje en su pierna supe que tenía muchos mas viajes encima. Llevaba en la piel la bandera de Nepal con el recorrido hecho desde su Budapest natal hasta ese distante país, en pocas palabras una locura de inmensas dimensiones! Pero si esto me había dejado con la boca abierta, cuando me dijo que tenia 68 añitos ya no sabía donde estaba parado. Luego de semejante asombro volví a la realidad y lo que sucedía era que leo no aparecía y no había rastros de el. George tampoco lo había visto y entonces decidimos seguir unos kilómetros mas para ver si cambiaba la suerte. Después de pedalear un ratito, George me hace señas de que frene, estábamos frente a uno de los tantos puestos de frutas al costado de la ruta, baja de la bici y compra un melón y me invita a comerlo. Sabiendo que a esta altura era mas probable que leo estuviera atrás mio que por delante accedí a la invitación y mientras observábamos la ruta buscando una bici viajera, compartimos la fruta.
Se acercaba la hora de encuentro con leo, estábamos cerca de Fier pero de él ni noticias. Proseguimos hasta la entrada de la ciudad y el húngaro con un poco mas de señas y su inglés acotado me indicó que el se quedaba en un hotel al costado de la ruta. Antes de la foto y la despedida sacó un mapa y señalo Gjirokaster, ultima ciudad bien al sur de Albania, por donde íbamos a cruzar para llegar a Grecia. El poco ingles importo poco porque el mensaje fue muy claro: "Mañana a la noche una birra en esa ciudad". Después de decirle que haría lo imposible por estar ahí, lo salude y continué a la ciudad. Allí en el primer bar que vi, busque wifi para ver si había noticias de leo, pero como siempre estas anécdotas tienen que terminar bien, antes de ver el celular, leo apareció atrás mio y bueno a la otra historia ya la saben..
Se acercaba la hora de encuentro con leo, estábamos cerca de Fier pero de él ni noticias. Proseguimos hasta la entrada de la ciudad y el húngaro con un poco mas de señas y su inglés acotado me indicó que el se quedaba en un hotel al costado de la ruta. Antes de la foto y la despedida sacó un mapa y señalo Gjirokaster, ultima ciudad bien al sur de Albania, por donde íbamos a cruzar para llegar a Grecia. El poco ingles importo poco porque el mensaje fue muy claro: "Mañana a la noche una birra en esa ciudad". Después de decirle que haría lo imposible por estar ahí, lo salude y continué a la ciudad. Allí en el primer bar que vi, busque wifi para ver si había noticias de leo, pero como siempre estas anécdotas tienen que terminar bien, antes de ver el celular, leo apareció atrás mio y bueno a la otra historia ya la saben..
Así es como termino nuestro día problemático, tuvo partes complicadas, pero como mas adelante diría un amigo de la ruta, "no hay problemas que no traigan buenos momentos con ellos", realmente esa frase me quedo grabada ya que siempre que algo malo sucede al rato algo pasa que mejora toda la situación.
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