domingo, 2 de agosto de 2015

Albania: tiempos de couchsurfing

Era 12 de julio, nos despertamos tipo 8 de la mañana, estábamos en la carpa en el primer lugar que encontramos la noche anterior y estábamos felices por la victoria de Belgrano y eso nos daba ganas de avanzar en nuestro viaje. La ciudad a la que íbamos a ir se llama Tirana, la capital albanesa! Cada vez que pensábamos en eso nos imaginábamos una ciudad pobre y caótica, como Shkoder pero mas grande.
Al acercarnos a la ciudad observamos pequeñas diferencias, un semáforo en la ruta (el primero en Albania) al cual la gente respetaba, casas con muchos colores, tachos de basura para reciclar, calles con carriles marcados, y muchas otras cosas que parecen normales para cualquier ciudad, pero nosotros no imaginábamos verlo en Tirana.
Sabíamos que la ciudad tenia una universidad y quisimos ir al área universitaria, para ello cruzamos toda la ciudad pero antes paramos en la plaza central, una plaza alargada con un monumento al héroe nacional blandiendo un sable frente a la mezquita y su torre del reloj, nos sonaba muy familiar esa plaza, no fue hasta que compramos otra cerveza Tirana que nos dimos cuenta, la lata tiene una imagen de la plaza! y habíamos tomado varias en nuestra estadía en el país..
Luego seguimos rumbo al parque donde estaba la universidad, dimos unas vueltas y no había mucha gente, era domingo. Decidimos ir a otro parque a dormir una siestita bajo un árbol.
Al despertar de la siesta decidí buscar agua porque no teníamos, medio dormido me pare y con la botella en la mano di vueltas en búsqueda de canillas hasta que un vendedor ambulante, que también estaba tirado bajo un árbol durmiendo, me llamo, entre señas y palabras en albanés, italiano e inglés nos entendimos, el me buscaba agua y yo le cuidaba el  carrito, y eso hicimos. Unos 15 minutos estuve sentado en su silla en el carrito  hasta que volvió con agua helada y le devolví el puesto agradecido por el agua.
En Tirana nos quedamos un rato mas, el cual aprovechamos para subir a una pirámide mausoleo que hay en el centro, sacar unas fotos y partir hacia la playa, nuestro destino siguiente.
Durres es la playa a la que van todos los habitantes de Tirana, y nosotros no tuvimos mejor idea que ir un domingo a la tarde, tipo 7 en esa dirección. Como ya dijimos antes, las rutas albanesas no merecen llamarse rutas, no tienen señales, banquinas, tienen baches por todos lados, etc. Esas dos horas que demoramos en llegar a la playa me hizo recordar a cuando era chico y volvíamos de Calamuchita o de Carlos Paz, una fila interminable de autos volviendo, pero estos eran albaneses en rutas albanesas, y ellos manejan como quieren! En la bici íbamos esquivando autos que venían de frente pasando otros autos, en curvas, puentes, o donde quisieran. Bastante peligrosa fue es ruta, pero llegamos a la playa! La costa de Durres es muy parecida a la costa argentina en la zona de San Bernardo y alrededores, una playa extensa con todos edificios al lado, pero sin una costanera.. Solo calles que entran desde la ruta.
Una vez en el mar, no nos costo mucho decidir a donde ir, a lo lejos se veía un bosque bastante grande así que era un buen lugar para la carpa, cuando llegamos, descubrimos que el pueblo se llamaba Golem, una playa muy linda con algunos bares y muchos pero muchos arboles! Ahí armamos la carpa y fue la primera vez que no la desarmados al día siguiente, teníamos que hacer tiempo porque Zach (un yankee de couchsurfing) nos esperaba en dos días en Peqin, un pueblito de 7000 habitantes que no quedaba en nuestro camino, pero teníamos casa después de mucho tiempo y un pueblo chico albanés, con todo lo que significa, hablar con la gente, ver como viven, etc.
Con Zach habíamos quedado que íbamos a Peqin pero nunca pusimos un lugar de encuentro ni hora, por lo que, cuando llegamos estuvimos buscando wifi por el pueblo (para ver si Zach había respondido) sin encontrarlo, después de preguntar en un bar y tampoco conseguir, un guardia de seguridad de un banco se nos acerco y después de explicarle lo que pasaba nos empezó a llevar por el pueblo, primero a una casa de venta de celulares, claro, no había entendido bien nuestro problema! Hablábamos en ingles, italiano y dígalo con mímica, después de ahí nos entendió y nos llevo a un cyber, uno bien precario, al estilo de los cybers de argentina en el 2000, cuando iba a la escuela y después nos íbamos a jugar al counter strike, después de usar 5 minutos el internet y darnos cuenta que no teníamos los 20 lekes (leke es la moneda albanesa, aproximadamente 1 euro son 140 lekes), fui al banco en donde estaba el guardia, quien me dijo que no le paguemos y nos fuéramos, si el guardia nos decía que nos fuéramos del cyber sin pagar! Creemos que había arreglado con el encargado del cyber para que no nos cobre por usar 5 minutos la computadora, pero no estamos muy seguros.
Luego de no tener respuesta de Zach decidimos ir a comer algo, con la suerte que lo encontramos afuera del mercado. Así fue que fuimos a su casa, acomodamos las bicis, nos bañamos, comimos y dormimos una siesta, ese día con Zach recorrimos el pueblito, el cual tiene un castillo, una mezquita, y una calle antigua, muy antigua, la vía Egnatia, construida por los romanos para llegar a Constantinopla hace mas de 2000 años! Caminamos un poco por alli y Zach nos fue contando algo de historia albanesa, nos conto que en la segunda guerra mundial el gobernador mando a construir casi un millón de bunquers, los cuales empezamos a ver por todos lados, y hasta nos enseño algunas palabras del idioma. Con el también descubrimos el raki, la bebida típica albanesa y el pilaf, comida típica y muy barata, del raki o que notamos es que los hombres lo toman todo el día, mientras las mujeres están en las casas ya que es un pueblo musulman bastante ortodoxo.
Con Zach planeamos nuestro recorrido y nos contó que tenia algunos amigos en nuestro camino y podía contactarlos para que nos hospeden.
Al día siguiente teníamos que partir hacia lo de Paulina, nuestro siguiente host de couchsuffing, ella vive en Divjake, otro pueblo chico pero mas grande que Peqin. 
Paulina es mexicana que vive hace muchos años en Estados Unidos, y el ultimo año y medio lo vivió en Albania. 
Con ella paseamos por el pueblo y por un parque nacional que esta cerca, conocimos música albanesa, cocinamos entre todos, conocimos el Birak (algo parecido a una tarta pero con mucho menos relleno), y por supuesto, descansamos bastante.


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